Butrera y sus cabezas simbólicas

La fotografía anterior fué realizada en 29 de Abril de 2005 en la población de Butrera, en la comarca burgalesa de las Merindades, y corresponde a la ventana central del ábside de la iglesia de Nuestra Señora de la Antigua. Este templo es sorprendente por varios motivos. Vista desde cierta distancia parece un templo románico de segundo orden (¡como si tal cosa existiera!); con un aspecto algo desvencijado. Pueden comprobarlo en la siguiente fotografía:

No obstante, este templo alberga varias sorpresas muy interesantes: una gran imagen sedente de la virgen sin el niño en el interior, un mediorelieve estupendo de la adoración de los magos (en el que San José, para variar, está como ausente), unos canecillos en un sorprendente estado de conservación y el motivo ubicuo de las cabezas humanas por doquier hacen de este templo una visita obligada.
He aquí una selección de sus canecillos:

Pero volvamos al tema original del post. Además de las que aparecen en los capiteles de las columnas, vemos diez cabezas humanas en la arquivolta central de la ventana. Pocos motivos románicos son tan inquietantes como las cabezas humanas que no representan a nadie en concreto. Son simplemente cabezas, sin identidad. La cabeza de un evangelista, de Cristo, de la virgen o de un caballero son cabezas de personajes concretos, con rasgos concretos, pero las cabezas a las que nos referimos son otra cosa: son un ejercicio de abstracción en el que se ha eliminado cualquier rasgo específico, recogen todo lo que debe tener tal parte anatómica, pero nada más, y de ahí la inquietud que provocan.
Las diez cabezas aparecen rodeadas por diez serpientes, y no he sabido encontrar explicación para esta simbología tan extraña.
La siguiente fotografía corresponde a la cripta de la iglesia de San Martín de Unx, en la provincia de Navarra.

En la iglesia cántabra de Santa María de Bareyo hemos visto en Julio de 2004 también cabezas similares:

Según diversos autores las cabezas humanas abstractas como éstas están simbolizando el espíritu humano, las más altas cualidades del hombre y su intelecto. No es difícil admitir como buenas estas explicaciones: la cabeza es la parte más noble del hombre, situada en lo alto, sede de las facultades intelectivas asociadas a lo espiritual y alejada de partes menos espirituales y más pecaminosas (situémonos en la mentalidad del siglo XII, haciendo un esfuerzo, por favor).
En simbología, la suma de partes no es igual al todo, y determinadas ausencias lejos de menguar pueden potenciar la carga simbólica del objeto en cuestión. De entrada, una cabeza sin formar parte de un cuerpo es inquietante. Un objeto no es bello en sí, sino en relación con todo lo demás.
En una ocasión leí una certera reflexión referente a una mano humana como un objeto intrínsecamente bello y prodigio de funcionalidad. Sin embargo una mano cercenada, abandonada en un campo de batalla es algo muy distinto...
No obstante, no es la inquietud del observador lo buscado en nuestro caso, el interés está en focalizar la atención en tal parte del cuerpo humano, para a continuación eliminar todo rasgo personal que la remita a un posible poseedor. Tenemos así un símbolo doblemente potenciado del intelecto y de la espiritualidad mediando dos ausencias: el cuerpo subsiguiente y cualquier rasgo individual.
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Antonio Oriola Andrés -
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